La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) no exige que el contrato de alquiler de una vivienda deba hacerse por escrito, aunque nosotros siempre aconsejamos la forma escrita, porque así cada parte tiene mayor conocimiento de sus derechos y obligaciones.
Firmar un contrato de alquiler ya no nos parece nada extraño, pero hay mucha gente que percibe como algo extraño el documento de fin de contrato de alquiler, porque no estamos acostumbrados a verlo. Ocurre igual que con el propio contrato: no es obligatorio, pero sí muy recomendable.
¿Qué es el documento de fin de contrato de alquiler?
Un arrendamiento puede acabar por el transcurso del tiempo pactado en su momento o antes, si así lo decide el arrendatario o el arrendador. En cualquier caso, finalizada la relación contractual entre las partes (aunque se tratara de un contrato verbal) es conveniente que se deje constancia de esta situación y de que nadie tiene nada que reclamar.
El documento de fin de contrato de alquiler es un documento que deja constancia de la finalización del arrendamiento y de si queda pendiente o no de liquidación alguna obligación. De ahí que lo normal sea firmar este documento el mismo día que finaliza el contrato.
Lo recomendable es que inquilino y arrendador queden en la casa que fue objeto del contrato y que el propietario la revise. En función del estado de la misma, firmarán una modalidad u otra de documento. Tras ello, el inquilino hace entrega de las llaves y abandona la vivienda, recuperando el propietario la posesión sobre la misma.
Modalidades de documento de contrato de alquiler
Fin de contrato con liquidación
Implica que el arrendamiento se ha acabado y que ninguna de las partes tiene nada que reclamar a la otra. La casa se ha entregado en óptimas condiciones y el inquilino ha recuperado la fianza que abonó en su momento.
Fin de contrato con retención de fianza
Si hay obligaciones pendientes de liquidar que no se pueden cuantificar en ese momento (por ejemplo, si falta por llegar el último recibo de la luz, el gas, etc.), o si es necesario hacer algún pequeño arreglo en la casa, el documento refleja que el contrato se termina pero que el propietario retiene la fianza (o una parte de ella) para hacer frente a esas reparaciones o a las obligaciones pendientes de liquidar.
Elementos de este documento
No hay un modelo concreto, así que la elaboración es un poco libre, pero hay una serie de datos que no deberían faltar:
- Lugar y fecha de firma del documento.
- Identificación del arrendatario y el arrendador, especificando quién actúa en cada posición.
- Exposición del motivo que da lugar a la firma de este documento, que no es otro que el fin del contrato de alquiler.
- Estado en el que se encuentra el inmueble. Si el documento se hace a ordenador, se puede dejar un pequeño espacio vacío para incluir a mano los posibles defectos que se detecten.
- Determinación de si existe o no alguna obligación pendiente de liquidar, y forma en que se va a hacer el abono en caso de existir.
- Manifestación expresa de si se retiene o se devuelve la fianza. Si se devuelve, debe hacerse entrega de ella en ese mismo momento.
- Firma de las partes.
Si el documento ocupa varias páginas, es importante que arrendador y arrendatario firmen en todas ellas.
Como has comprobado, hacer este documento es muy sencillo. No te llevará más de unos minutos y, a cambio, puede evitar muchos problemas en el futuro tanto al arrendador como al arrendatario.
Por último, una vez firmado el documento y entregadas las llaves por parte del inquilino, nunca está de más cambiar el bombín de la cerradura.
¿Cómo evitar la ocupación ilegal de una vivienda?
La ocupación ilegal (conocida como “okupación”) se ha convertido en una auténtica preocupación para quienes disponen de una segunda residencia o, por motivos personales o laborales, pasan mucho tiempo fuera de su domicilio.
A pesar de que se han hecho cambios en la legislación para conseguir un desahucio más rápido de quienes viven en un inmueble sin título ni permiso para ello, lo cierto es que afrontar un procedimiento de este tipo implica mucho tiempo y dinero.
Los propietarios no podemos evitar al 100% una okupación, porque los delincuentes siempre van más rápido que aquellos que actúan de manera legal, pero sí hay algunas medidas que podemos tener en cuenta.

No tengas la vivienda mucho tiempo deshabitada
Si tienes un inmueble en el que no vives, el riesgo de okupación crece día a día. Plantéate si de verdad te compensa vivir con este riesgo, porque la solución es sencilla y pasa por el alquiler. Así la casa tiene habitantes y no puede ser ocupada y, a la vez, obtienes una rentabilidad.
¡Importante! Si decides alquilar no pongas carteles en la calle ni lo digas en redes sociales. Será mucho más seguro que lo hagas a través de una inmobiliaria. Así no habrá más gente de la necesaria al tanto de que tu vivienda está, por el momento, vacía.
En caso de que el alquiler no sea una opción viable, asegúrate de que alguien de confianza tiene las llaves de tu casa y pasa por allí de vez en cuando para recoger el correo y revisar la vivienda. Aunque no lo creas, los ocupantes ilegales se fijan en absolutamente todo para saber si una casa está habitada: un felpudo que no se mueve nunca de su sitio, plantas que no se cuidan, o las persianas siempre a la misma altura, pueden ser sinónimo de que hace mucho tiempo que nadie habita allí.
Recurre a la automatización
Si no quieres molestar a nadie o no dispones de una persona de confianza que pueda pasar habitualmente por la vivienda, puedes confiar en la automatización. Unos sencillos sistemas domóticos te permitirán subir y bajar las persianas, encender y apagar las luces, incluso encender la televisión, desde tu móvil, aunque estés a cientos de kilómetros de distancia de la casa.
Así puedes crear la apariencia de que hay alguien en la casa. No obstante, no lo dejes todo en manos de la tecnología, de vez en cuando pasa por el inmueble y limpia y cuida el exterior para que no parezca deshabitado.
Instala una alarma
Por mucho que hagas, siempre vas a estar intranquilo, porque no sabes en qué momento tu vivienda puede ser invadida por okupas. Una buena forma de librarte de este miedo es instalar una alarma que contacte con la Policía en caso de detectar una intromisión ilegítima.
Otra alternativa es que coloques dentro de la casa unas cámaras de vigilancia apuntando a los puntos de entrada (puertas y ventanas). Estos dispositivos están preparados para enviarte una señal al móvil en caso de detectar algún movimiento. Así, si ves algo raro, puedes avisar cuanto antes a la Policía.
Protege puertas y ventanas
Los okupas se las saben todas pero, ante una casa en la que resulta fácil entrar y otra en la que no, siempre van a escoger aquella que tiene un acceso más sencillo. Si la casa permanece vacía mucho tiempo, valora instalar rejas en las ventanas y cambiar la puerta por una de mayor seguridad.
No son infalibles del todo, pero estos consejos pueden mantener tu casa un poco más a salvo frente a las ocupaciones ilegales.